
“Los taoístas y los budistas comparten la opinión de que todo pensamiento, palabra y obra tienen un eco que nos es devuelto por la realidad. De ahí la importancia de regular la respiración, lo cual a su vez condiciona la calidad de nuestra mente, nuestra habla y nuestros actos.”
Lou Marinoff. El poder del Tao.
Quien habla mucho respira poco. El buen orador sabe hacer pausas, cambiar de tono, hablar despacio y guardar silencio cuando el silencio es necesario.